
El otro día un colega me dijo que él era, antes que escalador, un montañero. Lo demás se sobrentiende.
Tuve la suerte de tener a Chito Veiga como profesor en aquellos cursos de la EGAM de principios de los 90, cuando el montañismo era otra cosa y pocos escaladores no se consideraban montañeros.
De todo el currículo de Chito a mí siempre me impresionó su pasión por el monte, no las montañas, o monte galego. Contaba unas historias muy buenas sobre las montañas gallegas.
Falleció hace unos días y supongo que los montes y las montañas echarán de menos su presencia, como nosotros.